No me queda opción más que trabajar... (Priv. Finnian)

Otra vez estaba yendo a ese extraño café. No le gustaba, sabía que empezaría a ir con frecuencia y no era sano, con todo el trasfondo de aquello y de todas maneras ahí estaba, girando la perilla de la puerta para entrar y de paso escapar del frío.

- Buenas tardes –saludo con una sonrisa que inspiraba confianza a la persona que esperaba, algo malhumorado al parecer, junto a la puerta- ¿Agarro cualquier mesa? –señaló las mesas con la cabeza al mismo tiempo que se sacaba la campera, afuera había un viento terrible pero ahí adentro la temperatura casi perfecta, tal vez demasiado calurosa.

-Magic. Gracias –fue a buscar una mesa, una junto a la ventana, un tanto alejada de los demás, por no soportarlos. Cerdos inmundos que iban ahí nada más que por… Tomó el pequeño menú del día en la mesa. Había una rebaja en el café y dulces, con respecto a la última vez. Esperó ansioso a que su maid viniera por el pedido, era alguien diferente al primero que lo había atendido, se le notaban las pocas ganas de trabajar, lo mucho que parecía odiarlo por ir. Pero como tenía tiempo libre y era un lugar con buena vista y relativamente barato, no quedaba otra.
- ¿Me traes un café y algo dulce para acompañar? Como para los dos –sonrió tratando de ser amable. Le tentaba mucho la idea de molestarlo, pero estaba seguro que ya era suficiente con el resto de los clientes.

Usted. Queria reirse. Pero tenia que aguantarse, no podia reirse en su cara. Pero todo el esfuerzo que estaba haciendo...
Sonrio de lado, aguatnandose lo mas que pudo.
- De Dublin, en la Irlanda libre. -comenzo a pensar ¿Con que otras cosas podria molestarlo? ¿Hasta que punto podria hacerlo enojar? ¿Con que podria comenzar?- ¿Por que trabajas en un cafe maid? ¿Fetiche? -decidio dejar el cafe de lado y concentrarse en guiar la conversacion hacia un punto, si bien no interesante, entretenido.

Se aguanto la carcajada nuevamente, mejor que la última vez.
- A los trajes esos... Son bonitos, después de todo -sonrió, amablemente a veces llegaba a sorprenderse de lo fácil que le resultaba ser tan horriblemente falso. Sólo quería molestarlo, ver hasta dónde aguantaba- Wha's it then? (¿Qué es entonce?) No te veo de fetichista, pero nunca se sabe, no?

Mojó, la punta, del pastel en el café para mezclar los dos sabores. El agrio y el dulce. Siempre quedaba algo delicioso. Le recordaba a la relación que tenía la personalidad de su maid con ese vestido.

Hey everyone, if you are looking for a job, we have an opening for entry-level administrative work. Full time and benefits! Message me for details or you can email Kelly King at kellyfeedoc.org or call 909-635-5648

Hey everyone, if you are looking for a job, we have an opening for entry-level administrative work. Full time and benefits! Message me for details or you can email Kelly King at kellyfeedoc.org or call 909-635-5648

Hey everyone, if you are looking for a job, we have an opening for entry-level administrative work. Full time and benefits! Message me for details or you can email Kelly King at kellyfeedoc.org or call 909-635-5648

Hey everyone, if you are looking for a job, we have an opening for entry-level administrative work. Full time and benefits! Message me for details or you can email Kelly King at kellyfeedoc.org or call 909-635-5648

- ¿Entonces? Si hay, no muchos, trabajos mejores, ¿Por qué este? –lo miró realmente sin entender, él jamás soportaría un trabajo como ese, andar en vestidos todo el día no era para él- El señor me hace sentir viejo –comentó mientras terminaba con el último pedazo de pastel que quedaba- ¿Qué tal "amo"? –simplemente para probar, cómo sonaba viniendo de él.
Se planteó terminar el café rápido para poder ir a fumar o tomar algo que contuviera alcohol, definitivamente, un restaurante, no era para él; la gente no tapaba su conversación con gritos ni se peleaba de repente por un vaso de cerveza desaparecido, no era divertido así.
- Cuando terminemos esto, me gustaría ir a un lugar donde pueda fumar, algún lugar sin mucha gente –pidió cordialmente.

- Ah! Claro –le ofreció el último pedazo de torta distraídamente mientras se terminaba el café de un solo trago.
- Great –sonrió divertido por el esfuerzo que había hecho.
Se levantó y miró en su respaldo buscando la campera con la que había entrado, estaba tirada en el piso, con marcas de pies por todas partes, sobre todo en las mangas. Gruñó y la levantó para limpiarla.
- ¿Vamos? –se colgó la campera en el brazo y metió las manos en los bolsillos, esperando a que lo guiara.
- Hay algún lugar sin gente, pero que tenga alcohol? –preguntó a medio camino, reconsiderando la idea de fumar y de los ebrios cerca del maid y su levantable pollera.

- Y ¿qué tan lleno está el bar a esta hora? –le empezó a doler la cabeza, al mismo tiempo que se le iban las ganas de pensar- No… Algo tranquilo, sin gente, nada de gente y alcohol –pidió al mismo tiempo que se pasaba una mano por el pelo, tirándolo para atrás, aunque, rebelde como el dueño, volvió a su lugar.
- Tiene que haber un lugar así… Kiku había dicho de las salas… Especiales? O algo así, son privadas, no? –se sonó los dedos de la mano, algo harto de estar parado esperando a que lo llevara a un lugar sin ruido. Consideró hacer alguna broma y seguir molestándolo, pero si lo hacía era probable que no lo llevara a ningún lado. Se agarró la frente y entrecerró los ojos- Estoy viejo –murmuró casi en un gruñido. No había dormido bien, hacía días que no dormía bien y hacía poco había descubierto que cuando pasaban varios días sin dormir nueve horas, terminaba con un cansancio mental que derivaba en un horrible dolor de cabeza que estaba arraigado a su cabeza y ni las aspirinas eran capaces de sacar. Al resto de los dolores normales parecían cortarles las ataduras pero este dolor, se agarraba con plástico o metal o lo que fuera, pero no se iba.
- Que haya silencio…

Su reacción le resultó por demás divertida, pero para molestarlo, tenía que descansar o tomar algo, un vaso, una copa, una botella, de alcohol, de su querida cerveza.
-Porque las habitaciones son tranquilas y podemos estar juntos, tranquilos -contestó con una sonrisa pícara. Era impaciente, y además, le recordaba un poco a su hermano, y adoraba molestar a su hermano. Tardó un poco en darse cuenta de la similitud, pero ahí estaba.

- Claro, me encantaría –mantuvo su sonrisa- Vos dirás dónde –le apoyó una amno en el hombro, como haría un ciego, después de haber pedido que lo alcanzaran hasta una calle o una parada de colectivo.
Se guardaría la duda de hacerle algo o no, para más tarde, mientras tanto, molestarlo estaría bien.