Un día en la vida, da~ [Libre]

El japonés salió de su departamento con su bolso acostumbrado lleno de libros y cuadernos, buscaría tiempo libre en los turnos de por medio para adelantar sus labores las cuales no dejaría de lado. Quien lo viera en la calle, ninguna persona se llegaría imaginar hacia donde se dirigía el joven de ojos azabaches. Se despidió de Pochi como de costumbre y emprendió camino paladeando tranquilamente en su bicicleta recién comprada ya que le resultaba mucho mejor que emplear un carro. Podia disfrutar de la brisa y del cielo ya que siempre hacia un buen clima, se puso sus audífono pero esta vez prefirió dejar de lado Vocaloid para escuchar el resto de sus demás canciones de las bandas de su preciado país del sol naciente. Como todo buen japonés, fuera cual fuera el lugar donde se encontrará no dejaría de lado su cultura, era su orgullo.

Guardo la bicicleta en el depósito, suspiro, había llegado la hora de comenzar esa faena cansada de la que se acostumbraba poco a poco pero seguía inseguro y en guardia aunque los clientes a los que atendían no se preocuparan por eso, estaba interesados en otras cosas. Se coloco el uniforme de siempre y se arreglaba bien la pollina cuando colocaba encima de su cabeza el cintillo con las orejas Kitsunes… ¿después de todo era como hacer un cosplay no?-‘’si, uno muy vergonzoso-‘’ pensó el japonés comenzando con su día diario Observo el lugar, sus compañeros todavía faltaban por llegar. Se encogió de hombros, nuevamente ese frio en sus piernas –‘’tsk… ‘’- siempre lo ponía incomodo. En ese instante observo a uno de los maid, dio una reverencia para saludar- Ohayou gozaimasu, Iván-san- sabía su nombre ya que se aprendio el de todos aunque no les tratará, seguido a esto volvió a su posición original observando fijamente al ruso, dio una mirada fugaz a su entorno-¿le parece bien si mi ayuda usted a preparar las cafeteras?- le propuso, realmente era la primera vez que llegaba a cruzarse con el ruso directamente para trabajar pero siempre hay una primera vez.

Después de todo eran compañeros. Se quedo pensativo como siempre pero no era nada fuera de lo normal que gustará quedarse solo. Educadamente como se le enseñaron era la manera empleada con la que trataba a sus colegas del maid. Del resto no era amigo de nadie. Todos le parecían normal… al menos le ayudaría, quería que todo estuviera en orden cuando llegarán los clientes, odiaba el trabajo del uniforme de sirvienta pero no por eso lo iba a realizarlo de mala manera.

Era poco el tiempo y aún así prefería el té antes que el café. Se dio la vuelta y le indico las
cafeteras en silencio. Ladeo la cabeza escuchándole mientras observaba las bolsas de café para después observar su sonrisa- el jefe quiere que sirvamos hoy café gourmet… frunció ligeramente el ceño mientras comenzaba con una bolsa de azúcar en sus manos a vaciarla en las diferentes azucareras-por el tipo de clientes que tendremos hoy… le comento.

Mientras que el ruso estaba preparando el café, por su parte él se encontraba demasiado serio. Si es que eso era posible. Su mirada no cambiaba de expresión en ningún momento pero realmente hoy no tenía ganas de atender "de esa forma" a aquellos clientes, quien sabe quién le tocaría esa noche, suspiro, acabando de acomodar las azucareras y llevando una mano a su mentón-"la misma faena cada día... "- pensó de forma calmada, le enojaba pero se contenía muy bien. Al menos todo eso ocurría en la noche más que nada.

Relajó el ceño, ese no era motivo para andar con mal aura y recayera en sus compañeros, como acababa de pasar con Iván. Observó de reojo al ruso, principalmente por su actitud... Era en parte misteriosa. La curiosidad solo lo alcanzo por un momento, pero, retiró su mirada de esto y poso su mirada en una de las jarras de agua, la tomo y la dejo al lado de este[color=darkred-aquí tiene, Iván-san-[/color] seguido a esto agarró unos manteles para colocarlos en las mesas. Preguntándose al mismo tiempo como pasaba entre ellos ¿que motivo sería el del ruso para estar en el Maid?... Intrigante...

-de acuerdo, Iván-san- le dijo observando como este se dirigía a las vitrinas, suspiro, y volvió a los suyo. Sus pensamientos se centraban en el recuento de los últimos sucesos de su vida en el Maid Club. No era fácil para él y siempre se lo repetía, debía cumplir con su trabajo aunque no del todo era malo.

Continuó colocando los manteles en cada mesa del lugar para después encargarse de ordenar los detalles, que si las rosas que suelen colocarse en el florero como centros de mesa por eso se dirigió a la parte trasera donde ellos mismo se encargan del cuidado de sus propias flores. Al principio esto le impresiono, ahora ya era costumbre. Regreso de nuevo con algunas cortadas, pasando de mesa en mesa dejandolas en su respectivo floreros.